«Era una tarde anaranjada, verde y azul; de cuando en cuando extendíase el calofrío de la arboleda; una acequia, ancha y dormida, ronda alrededor del huerto primaveral; lirios y amapolas fingen pedrerías sobre el esmalte del agua; a intervalos se oye el runruneo de las palomas; en un chopo ha ensayado efímeramente su próxima
serenata un ruiseñor».
La Esfera. 9 de junio de 1917
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